En el cine con Andrea

Sebástian es muy amigo de Andrea. Ellos se conocen desde el instituto. Allí tuvieron la gran casualidad de conocerse. Andrea es un chica, alegre, coqueta, elocuente y muy traviesa, y eso le llama mucho la atención a él.

Un día deciden ir al cine a ver una película de estreno. Ella está muy convencida de la idea y él que, aún no logra comprender, la propuesta tan sorpresiva que ella acaba de comunicarle hace unos minutos por el celular, acepta encantado la invitación y espera ansiosamente la hora pactada. Los minutos se hacen largos, la vestimenta que va a vestir le parece confusa, no sabe que ponerse.

Él está alegre. Se siente buscado y deseado por aquella amiga de años. Pero no piensa decir nada, ni revelar ningún secreto que guarda por tantos años. Tiene miedo, no sabe qué hacer. Sólo decide aceptar la invitación y poder compartir, aunque sea, un par de horas juntos, solos y conversando en una sala de cine.

Ella llega tarde, siempre lo hace. Nunca calcula bien sus tiempos y no logra cumplir con la hora pactada. Sebástian esta muy enojado por su tardanza y la llama por teléfono. Ella no contesta, imagina lo que él le va a decir: ¡Ya ves, siempre llegas tarde, no puedes cumplir una maldita hora!. Andrea llega 20 minutos después y Sebástian se olvida de su retraso, como siempre hace al final, cede ante ella y no la quiere incomodar.

Entran al hall de cine juntos y ella muy efusiva le cuenta todo lo que ha estado haciendo en estos días que no se han visto, y él con una mirada tenue y mostrándole un interesa forzoso, la escucha, la hace reír, le coquetea, pero sólo como amigos, porque no se atreve a ir más allá. Tiene miedo y piensa: Ella es mi amiga y me cuenta todo, sabe de mí, y no le importa. No puedo contarle lo que siento por ella. ¿y si la pierdo? ¿y si ella no me quiere como alguien más importante en su vida?. No mejor así, como amigos.

Ya en la sala de cine, ella decide ir a comprar pop corn y gaseosas, solo para él, porque ella argumenta que está en una dieta estricta y no deber estar comiendo ese tipo de comidas. Sebástian no le cree y se ríe disimuladamente para no incomodar a su dama de ninguna manera. No hace ningún comentario.

Aprovechando el intermedio que, está plagado de un montón de avisos comerciales y el ligero bullicio de las voces de otras personas parloteando sin cesar, Andrea sigue con su predica sobre sus anécdotas más hilarantes, y también penosas, que ha vivido en estos últimos días. Le cuenta que ha peleado con su padre, que vive en el extranjero, y que no quiere saber nada de él, por lo menos en un par de meses – asegura ella. Prosigue con su monólogo, y le confiesa que ha tenido sexo con un hombre y que éste ha sido muy doloroso porque en dos largos años no había tirado con nadie. Sebástian la mira a los ojos con una mirada aprobatoria (no quiere que se de cuenta que eso le ha dolido), y solo llega a decirle: ¡Qué bueno! ¡ya era hora, mamita!. Seguro que volviste a perder la virginidad. Se ríen los dos y ella lo golpea cariñosamente en el brazo en señal de protesta por el comentario tan grosero, pero divertido a la vez.

La película estuvo divertida – exclama Andrea, pero él no tiene ganas de comentar nada. Lo único que quiere en ese momento es abordar un taxi e irse a su casa. Está dolido, no quiere saber nada de ella (pero no lo demuestra), no quiere escucharla más, si escuchar una anécdota más. Le ha dolido bastante esa confesión, y piensa: Es mi culpa porque no me atrevo a decirle mis verdaderos sentimientos hacia ella. Soy un cobarde y le tengo miedo al rechazo. No aceptaría la idea de perder su amistad. Por eso seguiré callando mi verdad.